13 junio 2013

T-XXVIII

Barcelona tal vez no sería lo que es, si no hubiese sido por sus murallas que la protegieron y disuadieron a enemigos. También actuó como aglutinador de sentimientos y de pertenecer algo que estaba muy bien delimitado y establecido.

Esta protección le dio confianza y tiempo para crear esta ciudad que fue creciendo tanto en territorio como en importancia.

Su abertura supuso en algunos casos la eliminación física de parte de esta muralla, en algunos otros sectores sencillamente fue absorbida por posteriores construcciones. Fue literalmente engullida, eso le supuso su desaparición pero al mismo tiempo su protección y su conservación.

Este es el caso de la Torre 28, recuperada e integrada en este nuevo proyecto.

Edificios viejos, estructuras de muchos siglos en un contexto y contenedor caótico. Un interior oscuro como un arcón antiguo donde se esconde un tesoro.

En mi nueva pieza T-XXVIII, intento plasmar lo anteriormente mencionado,


“la Torre 28 es como un tesoro escondido, como elemento de historia dentro de un cuerpo arquitectónico"

Pieza principal y creada en motivo de la exposición en el MERCER HOTEL BARCELONA.